Celeste llegó a casa muy de casualidad. Teníamos a Alfonsina llegada unas semanas antes y no estábamos en esos días pensando en otro tránsito, nuestra Naky había partido para siempre y toda la casa era una quieta tristeza. Pero llamó Silvina, con esa bonita manera que tiene de hablar y trasmitir la pasión por los rescates y las castraciones, y no le pude decir que no. Se trataba de una emergencia.
Recién llegada |
La petisa venía llena de miedo, como es común en nuestros pensionistas cuando llegan. Se acurrucaba en los brazos de Silvina, la cola bien retraída, sus pelos rebeldes inmovilizados al máximo. Sus ojitos eran lo único que registraba movimiento, de aquí para allá....de allá para aqui. Se dejó olfatear estoicamente, pero no acusaba reacción alguna, si siquiera cuando la bombardeé con los flashes de la máquina fotográfica. Cuando Silvina partió, se quedó sentadita en el sillón, como si fuera una estatua.
No era algo que nos preocupara mucho. Cada perrito que llega en tránsito, está lleno de ansiedad y miedo. Solo ellos saben dónde han estado, qué experiencias han vivido, cuál ha sido su hambre, cuáles han sido los peligros que han tenido que sortear en medio de tanto desamparo.
Se aferran enormemente a su rescatista. Aunque la hayan conocido poco tiempo antes, se aferran a ella con decisión, como si de alguna manera hubieran comprendido de una, lo que esta persona ha hecho por ellos, como si entendieran el rescate. Entonces no se quieren separar ni un segundo.
Pero eso dura poco y nada. Rápidamente les queda claro que el bienestar continúa, que hay caricias, alimento, calorcito, juegos...y empiezan a relajarse y a mostrar su verdadera personalidad. Y así fué el recorrido que hizo la bonita Celeste. En menos de un día jugaba con Angel echa una loca de felicidad y energía.
A los pocos días, encontré a Rosita en una publicación. Y como pasa siempre en estos casos, supe que Rosita era nuestra. Asi que sin demora gestioné su adopción. Era un bebé diminuto y también, lleno de miedo. Bijou, Milagro y Alfonsina reaccionaron con una tensa indiferencia. No era una presencia agradable para ninguna de las tres adultas que sólo quieren estar echadas en paz. Ya demasiado tenían con la inquieta Celeste que había roto su rutina en 24 horas...
Pero desde el primer momento, como si de puro instinto se tratara, Celeste hizo contacto con la bebé Rosita. Y ya no tuve mas preocupaciones...me había aparecido de la nada...UNA NIÑERA.
Celeste estuvo en casa apenas dos semanas. Rápidamente apareció un hogar para ella. Y debo decir un hogar maravilloso. Durante ese tiempo, le brindó toda su atención a la bebé, aceptó pasar a segundo plano viendo pacientemente como todos estábamos tan pendientes de Rosita, y sólo tenía cuidados y juegos para la pequeña. Durmieron juntas siempre, y no había forma de localizar a Rosi sin ver detrás a su sombra peluda protectora.
Cuando Silvina me contó del nuevo hogar para Celeste, lo primero que lamenté era que me quedaba sin niñera...Pero es que ése era el destino de la preciosa. Asistir a otro. En su nuevo hogar la esperaba Rita, una cachiche triste, muy triste. Y solitaria. Su melancolía había surgido al perder sus crías en un parto difícil. Y ya todos estaban muy preocupados en esa casa.
Pero allí llegó providencialmente, nuestra Celeste. Con sus gestos amorosos y juguetones. Y Rita no paró de ser feliz correteando con esa recién llegada, que tanta falta le hacía a su corazoncito tristón. Hoy son dos hermanas inseparables. En la actividad y en el reposo. En la comida y en el baño. En estar una mas preciosa que la otra. Celeste le llevó vitalidad a Rita, le llevó ilusión y alegría. Mi niñera lleva ese caudal en sus genes, ya no me queda duda de eso.
Extraño a Celeste. Extraño sus correteadas y sus juegos. Extraño sus posturas tan graciosas y fotogénicas. Extraño sus pelos rebeldes y su mirada vivaz. Extraño sus besos. La recuerdo cada día mientras veo como crece mi Rosita que ha logrado ser adoptada ahora por Bijou. Sonrío cuando la veo en las nuevas fotos que me llegan desde su hogar y me digo "Mi Niñera...."
Celeste cerró un círculo maravillosamente desde el momento en que fué rescatada hasta el día de hoy. Nos llenó de satisfacciones a todas. Todo fué fácil con ella, todo fué rápido. Celeste es un buen recuerdo lo mires por donde lo mires.
No era algo que nos preocupara mucho. Cada perrito que llega en tránsito, está lleno de ansiedad y miedo. Solo ellos saben dónde han estado, qué experiencias han vivido, cuál ha sido su hambre, cuáles han sido los peligros que han tenido que sortear en medio de tanto desamparo.
Se aferran enormemente a su rescatista. Aunque la hayan conocido poco tiempo antes, se aferran a ella con decisión, como si de alguna manera hubieran comprendido de una, lo que esta persona ha hecho por ellos, como si entendieran el rescate. Entonces no se quieren separar ni un segundo.
Pero eso dura poco y nada. Rápidamente les queda claro que el bienestar continúa, que hay caricias, alimento, calorcito, juegos...y empiezan a relajarse y a mostrar su verdadera personalidad. Y así fué el recorrido que hizo la bonita Celeste. En menos de un día jugaba con Angel echa una loca de felicidad y energía.
Celeste y Rosita |
Pero desde el primer momento, como si de puro instinto se tratara, Celeste hizo contacto con la bebé Rosita. Y ya no tuve mas preocupaciones...me había aparecido de la nada...UNA NIÑERA.
Celeste estuvo en casa apenas dos semanas. Rápidamente apareció un hogar para ella. Y debo decir un hogar maravilloso. Durante ese tiempo, le brindó toda su atención a la bebé, aceptó pasar a segundo plano viendo pacientemente como todos estábamos tan pendientes de Rosita, y sólo tenía cuidados y juegos para la pequeña. Durmieron juntas siempre, y no había forma de localizar a Rosi sin ver detrás a su sombra peluda protectora.
En su nuevo hogar junto a Rita |
Pero allí llegó providencialmente, nuestra Celeste. Con sus gestos amorosos y juguetones. Y Rita no paró de ser feliz correteando con esa recién llegada, que tanta falta le hacía a su corazoncito tristón. Hoy son dos hermanas inseparables. En la actividad y en el reposo. En la comida y en el baño. En estar una mas preciosa que la otra. Celeste le llevó vitalidad a Rita, le llevó ilusión y alegría. Mi niñera lleva ese caudal en sus genes, ya no me queda duda de eso.
Extraño a Celeste. Extraño sus correteadas y sus juegos. Extraño sus posturas tan graciosas y fotogénicas. Extraño sus pelos rebeldes y su mirada vivaz. Extraño sus besos. La recuerdo cada día mientras veo como crece mi Rosita que ha logrado ser adoptada ahora por Bijou. Sonrío cuando la veo en las nuevas fotos que me llegan desde su hogar y me digo "Mi Niñera...."
Celeste cerró un círculo maravillosamente desde el momento en que fué rescatada hasta el día de hoy. Nos llenó de satisfacciones a todas. Todo fué fácil con ella, todo fué rápido. Celeste es un buen recuerdo lo mires por donde lo mires.
Compartiendo sillón con Bijou y Milagro |
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