domingo, 18 de diciembre de 2016

Ojos Color Tiempo

Bijou tiene 15 años. Se nos ha convertido en una viejita. Fue la nena de la casa, la flaca, la pendeja. Pero ahora es nuestra viejita.

Ella siempre mira a los ojos por largo rato como si tuviera todo el tiempo del mundo para fijar su mirada en vos. Como si pensara mientras lo hace.

O como si contara algo.
Y cuenta.

Cuenta que cuando ella nació, la esperaban en casa dos niños asombrados y llenos de ilusión, tenían 9 y 11 años. Iban y venían una y otra vez para ver a esa cachorrita tan vulnerable y tierna. Su nacimiento resultó ser un gran evento en casa.

Cuenta que fueron tres cachorros a compartir la vida. Que su cola se movía frenética frente a la puerta cuando llegaban de la escuela. Que se hacía pis encima de la emoción de verlos.

Cuenta que los años fueron haciendo su trabajo y se convirtieron en dos hermosos adolescentes y que sus rutinas cambiaron. Pero no con ella, nunca con ella. Eran tres adolescentes a compartir la vida. Y la emoción al verlos causaba, una y otra vez el efecto de hacerse pis encima.

Cuenta de nuestra mudanza.De mis canas. De nuestros proyectos. De nuestras realizaciones y nuestras frustraciones. Cuenta que su madre murió de cáncer y le salvó la vida: cuando la castramos ya tenía los tumores incipientes ella también.

Cuenta que los dos cachorros adolescentes se hicieron  adultos. Pero ya ella sabía que eran suyos, que siempre volverían. Por eso dejó de hacerse pis cuando llegaban. Ya no juegan , pero ella tampoco tiene muchas ganas de jugar. Ama tirarse a su lado para recibir las caricias, pero no les obedece. Como una madre vieja que ya los ha dejado atrás. Ellos siguen siendo jóvenes. Ella no.

Cuenta que lleva años aguantando estoicamente cada perrito en tránsito que traigo a casa. Que, como el resto de esta familia, lo hace por mi. Estrictamente por mi. Cuenta que preferiría que no, pero lo mismo me banca.

Cuenta de una casa llena de risas, y a veces de lágrimas. De sustos. De algarabía. De certezas y de dudas. De fracasar y volver a empezar. De madurar. De compartir. Cuenta que un día dejó de ser mi nena para convertirse en mi amiga.

Ella me mira fijamente. Con esos ojos color tiempo.
Y cuenta mi vida de los últimos 15 años.


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