Por más que le demos vuelta al asunto con Angel, siempre llegamos a la misma conclusión: Marroncita no podría haber sido adoptada por nadie que no fuéramos nosotros. Ella estaba destinada a llamarse Milagro. Más la teníamos en casa, más comprendíamos que seríamos incapaces de dejarla ir. Con esa suficiencia que a veces nos ataca a los humanos, pensamos siempre que los cuidados especiales que ella iba a necesitar sólo se los podríamos dar en casa.
Asi fué como entonces, Marroncita pasó a llamarse oficialmente "Milagro Lopez Mathez", la tercera perrita en casa.
02 de Junio de 2013 |
A pesar de sus carencias, Milagro es una perrita totalmente normal para nosotros. Sus choques repentinos con un balde fuera de su lugar normal, con la mesa ratona corrida, o con mis piernas cuando nos encontramos en el camino...son ya parte de nuestra rutina. Lo tomamos como una gracia y a ella le encanta. Sabe que ha hecho algo que vale besos y caricias adicionales aunque no logre entender a ciencia cierta qué fué. Sin embargo, ella disfruta esa atención adicional como la mejor.
A veces le cuesta aprender cosas. Es algo lenta. Pero hay algo que se sabe muy bien: la palabra "Tomá". Eso significa que algo muy rico ( que no es alimento balanceado) se va a acercar a su boca aunque ella no lo vea. Sabe que hay que acercarse a la voz que emitió la palabra lo antes que se pueda . E ir abriendo la boca en el camino. A veces la cierra antes de tiempo, a veces la cierra al costadito del bocado delicioso. Pero nada de eso la frustra, cuando se trata del "Tomá", todos los esfuerzos valen la pena.
Nos costó que ladrara en el portón. Por ahí, como al pasar, lanzaba un ladrido. Pero no regularmente. Producto de ese miedo visceral con el que la conocimos, siempre se mantuvo, precavida, en zonas de seguridad total. Hoy, es la perrita mas avisadora de casa. Al primer ruido o movimiento en la vereda, Milagro se lanza al portón y amenazante, aleja cualquier cosa extraña que ponga en riesgo la seguridad de su hogar. Tiene vozarrón grave a pesar de su tamaño. Es graciosa.
Su relación con los gatos Simba y Gino es una historia aparte. Del lado felino, hay dos tipos diferentes de reacción: Simba la ignora olímpicamente aunque siempre manteniendo cierta distancia y Gino la enfrenta con más enojo, manoteándola a veces y haciéndola retroceder. Del lado de Milagro, la actitud es siempre la misma se trate del gato que se trate. Fija su "mirada" en ellos apenas los percibe pero como su visión disminuye con los objetos mas cercanos, los gatitos terminan pasando por su lado dejando a nuestra Milagro mirando hacia adelante a un gato, que hace rato se fué. Y así se pasa los minutos, paciente, vigilante, observando algo que ya no está.
¡ Milagro ! ¡Que los gatos ya se fueron! Recién ahí prosigue con su vida.
Sin embargo, aunque jamás les hizo daño, aunque nunca mostró agresividad hacia ellos sino mas bien una curiosidad inclaudicable, Milagro vive gran parte de sus días, pendiente de los movimientos de los dos gatos de la casa. Y es la única que lo tiene permitido.
Ella aún no se anima con las escaleras. El segundo piso lo tiene entonces, vedado. Se remite a esperar ansiosa cuando bajamos por la mañana y se inicia la actividad del nuevo día en casa. Se pone tan feliz de verme llegar a ella que da pequeños saltitos en sus cuatro patas y su cola no se para de mover hasta que es acariciada como Dios manda por tanta bienvenida propinada. Milagro es una perra tan cariñosa y expresiva...
Milagro compartiendo sillón con Esperanza, nuestro tránsito
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Las noches después de cena, es el momento de los masajes. En cuando Angel se sienta en el sillón, acude la señorita con ansiedad a echarse a su lado. Entonces Angel empieza con sus caricias fuertes, caricias que son masajes. Y ella en minutos cierra sus ojos totalmente relajada. El mundo es un lugar bello para vivir, debe pensar en esos momentos...
Como todos en casa, tuvo que acostumbrarse a nuestra actividad de tránsito. Aislada totalmente en los primeros casos, pasó a ser una presencia activa en la actualidad. Sale a recibir al nuevo pensionista con mucha atención, lo rodea, lo huele, lo conoce. Una vez aceptado, prosigue con sus rutinas. Milagro jamás ha rechazado ni ha temido a ningún nuevo visitante.
Ha pasado también del ostracismo a la sociabilidad completa. Y hasta llora si se le cierra la puerta del comedor cuando llegan las visitas.No se quiere perder para nada las caricias que provoca con tanta astucia, especialmente si las llegadas son protectoras. Ahí es donde liga de manera interesante. Para las protectoras, Milagro será por siempre Marroncita.
Nuestra bebé Rosita, la tiene a mal traer. La cachorra quiere jugar con ella tanto si le gusta como si no. Le mordisquea las patas, la ladra, la gruñe, se le tira encima...Pobre Milagro...casi sin que nadie la note se aleja lo mas que puede de ese diablillo hiperactivo y parte hacia el sillón mas lejano que pueda encontrar.
Milagro es nuestro gran amor. Y verla evolucionar día a día a pesar de sus impedimentos, nos llena de orgullo y emoción. Pero aún nos queda el gran desafío. Algo que todos los perruqueros damos por obvio, algo que todos pero todos los perritos saben hacer, como si nacieran sabiéndolo. Algo tan simple como dar besos.
Milagro no sabe dar besos...
¿Milagro...cuándo nos vas a dar muchos besitos?
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