miércoles, 29 de enero de 2014

Cumplir

Cumplir no es fácil. Requiere de decisión, fuerza de voluntad pero también de suerte. Muchas veces, por más que lo desees, no podés cumplir.

Alicia es una perrita a la que las personas le debemos muchas cosas. Es nuestra acreedora por excelencia. Se la abandonó en medio de la montaña, bien lejos como quien piensa que debe asegurarse que alli, seguramente va a morir. Abandonada, sin mirar atrás.

En casa
Ella es una perrita chiquita, frágil, más pelo que masa corporal. Y no nació en una manada salvaje. Sus posibilidades eran cero. Aún así, ella lo fué logrando por su cuenta. Y cuando gente del grupo Por Amor a la Vida la fué a rescatar la encontró entre otros callejeros, alimentándose de un animalito muerto.

Fué una odisea atraparla. Bien había aprendido Alicia que somos de temer, que mejor lejos, siempre lejos. Que nuestra cercanía por poco mata. A Gisela se le metió en la cabeza que debía cumplir con Alicia. Y cuando la trajo a casa después de ser desechada una vez más por un adoptante, yo hice mía esa idea.

Alicia era muy agresiva. Su mirada furibunda, sus dientes a la vista, su pelo erizado, su gruñido cada vez mas alto. Ese miedo hecho perro me llenó de culpa humana, y acepté el desafío de cumplir con ella. Devolverle la vida de mascota faldera, de perruca perezosa que se levanta para recibir un cariño, de guardiana feroz de un hogar que tanto la ama. Llevar a los confines del olvido esa terrible experiencia de abandono que debió vivir.

Lo fuimos logrando con relativa rapidez. De hecho respondía  con cambios tan fuertes que hasta desconfíábamos de ella. Teníamos la decisión y la fuerza de voluntad, pero ¿Nos ayudaría la suerte?. Fuí filmando su adaptación paso a paso, para que se viera que no era solo mi deseo de rehabilitación. Fué pasando cada prueba que le pusimos en el camino, cualquier estímulo que desencadenara, otra vez, su agresión. Nada. Alicia, perrita común y corriente. Ni una sola patinada.

Nos llenaba de alegría tanta mejora, pero no nos sentíamos seguras. Cuando apareció la perspectiva de un hogar definitivo, la ansiedad estaba por todos lados. ¿Cómo se comportaría en un lugar desconocido, rodeada de desconocidos?

Alicia llegó a su nuevo hogar como quien supiera. Y definitivamente le gustó mucho lo que vió. Empezó repartiendo besos y se echó junto a quien sería su madre para siempre. En principio, éxito para Alicia. Sin embargo, no queríamos que la ilusión nos nublara el entendimiento. Y empezaron semanas de tensa calma, esperando por noticias de la bonita Alicia

La mano de Ana
Hasta que hace apenas un día, recibí estas palabras en mi muro, eran de Gisela:

POR FIN PODEMOS DECIR..... ALICIA ADOPTADA!!!!!!!!!!!!!!!!! Tomando helado con su nueva mamá Ana!!! GRACIAS SONIA!!! Sos hermosa!!! Mirá nuestra Alicia mejor imposible;FELIZ!!!

¿Me creés si te digo que no tengo manera de expresar lo que sentí al leerlas? ¿ Las cosas que se me vinieron a la mente? Era como una sucesión de imágenes en las que siempre estaba Alicia. Acercándose con cautela, moviendo tímidamente la cola, sobresaltándose por un ruido inesperado, avanzando muy lentamente. Alicia mirándonos a los ojos como quien se pregunta ¿Puedo confiar otra vez? Alicia jugando con nuestra Rosita como una cachorra despreocupada, Alicia comiendo de la mano de Angel con suavidad, Alicia siendo una perrita más de la manada, Alicia paseando por la plaza tranquila y feliz. Alicia.....

Alicia que ha llegado finalmente, a su verdadero hogar. Alicia que por fin, se ha encontrado con Ana.

No puedo aceptar el agradecimiento porque es inmerecido. Alicia era nuestra acreedora. Ya no lo es más.

Cumplimos.



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