Sé que nadie se lleva bien con la Muerte, pero yo me llevo peor. Es una relación ambivalente la que tengo porque por una parte la detesto y por otra es como si fuera una mala amiga que conozco más que nadie. Una amiga que llega sin avisar, que trae un manto sobrecogedor con el que te cubre, que te deja mirando al vacío por horas con la mente totalmente en blanco, que te llena de dolor, que te hace llorar. Pero es la misma amiga que te susurra de otros planos, otras dimensiones, una inmortalidad. Aunque parezca contradictorio es la Muerte la que te habla de lo inmortal de los seres.
Hoy supe que esa mala amiga se había llevado a Orito. Apenas un cachorro. Y siento cómo me cubre ese manto. Una vez más. Pero Orito no es el primer perrito transitado que pierdo, antes fue Menina, a quien nunca volví a mencionar en mi blog. No podía, porque la Muerte muchas veces te enmudece.
Menina era una muñeca como verás en su foto. Una muñeca dulce y dicharachera. Llegó a un hogar que la amaba, pero un día se escapó y fue atropellada por un auto. Yo me enteré del accidente antes que su "protectora" porque siempre tengo un contacto fluído con los hogares para siempre de mis animalitos.
![]() |
Menina en casa |
La columna de Menina se quebró y ella quedó sin posibilidades se caminar. Nunca más. Su familia adoptiva estaba dispuesta a recibirla con carrito si era necesario. A pesar de su humildad, a pesar de la falta de recursos, a pesar del estado permanente de Menina, ellos la querían en casa. Pero su "protectora" determinó que no eran responsables porque habían permitido que se escape.
Menina quedó internada en una vete. No te pongo la foto de esa etapa porque te morís. El deterioro general era impresionante. Y mi angustia crecía día a día, mientras escuchaba las mentiras de su "protectora". A pesar de mis ofrecimientos de traerla a casa, la "protectora" insistió que se la llevaba ella. Pronto su adoptante recibió la noticia en la vete: Menina había muerto.La durmieron. Porque cuando le pregunté si la habían eutanasiado, nunca más la "protectora" dió la cara, Nunca más se contactó.
Esto es otra cosa que te trae la muerte cuando te visita: la culpa. La sensación que pudiste haber hecho algo y que quedaste quieto. La idea que pudiste haber evitado su partida. Y si hubiera ido a esa vete de mierda y se la hubiera sacado a la fuerza? Y si hubiera agarrado de los pelos a esta protectora imbécil y la hubiera obligado entregarme a Menina? Una de mis premisas es el respeto total a las decisiones de las protectoras de mis perritos en tránsito. Y si hubiera cruzado esa línea esta vez?
Jamás dejo de recordar a Menina. Me encargo constantemente de monitorear a esa protectora que dejó de serlo después de ésto. En cuanto la vea rescatando, voy a alertar a todo el mundo para que ningún inocente caiga en sus manos. Ni siquiera se trata de una mala persona, es simplemente una persona estúpida, cobarde y mentirosa.
Menina era mi angelito de tránsito en el cielo. Mi único angelito. Y hoy se suma Orito.
Con esa contracara insoportable que tiene la muerte, Orito fue amado desde el primer momento de su rescate. Y murió de una afección cardíaca, tal vez sin siquiera notarlo. Rodeado de amor. El manto sobrecogedor es otro. Es la tristeza de despedir a un cachorro lleno de vida, pero es el consuelo de que tuvo unos meses en este mundo, tan bonitos.
![]() |
Orito en su hogar para siempre |
Cuando alguien me consulta sobre ser hogar de tránsito, siempre les marco la importancia de relacionarse con protectoras responsables. Generalmente lo hago en privado para no herir susceptibilidades de personas sobre quienes no va dirigida mi advertencia.
Pero hoy, que he podido por fin escribir sobre la triste historia de Menina, agrego una nueva y firme sugerencia: El respeto a las decisiones de un protector es una línea que a veces, hay que cruzar.
Orito, Menina y la Muerte.
El amor y la desidia. La responsabilidad y el sacarse un problema de encima. El respeto y la línea a cruzar. El dolor con dulzura y el dolor sin consuelo. La muerte inevitable y la que pudo vencerse y no se venció. El aceptar el destino y el aceptar que se es falible .
La Muerte me sacude con su ambivalencia, porque en ambos casos, me susurra que están definitivamente en otro plano y que con absoluta seguridad, nos volveremos a encontrar.
Es cuando esa mala amiga, me saca una sonrisa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario